Los zumbidos de las radios se intensificaron, viajando por el viento y llenando los oídos vivos en un susurro interminable. No podía dormir hace 3 noches atrás, antes de que empezara todo… los olores provenientes de la calle, la carne viva, las enormes fogatas que despedían un humo negro que inundaba el cielo oscuro y tenebroso… el cansancio del alma y del cuerpo.
No me percate cuando caí rendido por el sueño y me vi caminando por una pequeña casa derruida por el tiempo y la hecatombe. Al final de un angosto pasillo una tenue luz iluminaba una pequeña pieza, una lámpara sucia de escritorio, llenaba con color ámbar una silla y una cuna de madera. En ella se encontraba un niño que dormía en paz, me senté a su lado y lo vi dormir… le quede mirando junto a las millones de personas que dormíamos aquella noche, nos quedamos mirando a nuestra esperanza, a aquel te lo terminaría Todo con Una sola Palabra…
No me percate cuando caí rendido por el sueño y me vi caminando por una pequeña casa derruida por el tiempo y la hecatombe. Al final de un angosto pasillo una tenue luz iluminaba una pequeña pieza, una lámpara sucia de escritorio, llenaba con color ámbar una silla y una cuna de madera. En ella se encontraba un niño que dormía en paz, me senté a su lado y lo vi dormir… le quede mirando junto a las millones de personas que dormíamos aquella noche, nos quedamos mirando a nuestra esperanza, a aquel te lo terminaría Todo con Una sola Palabra…
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Nuestro Salvador.
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Etiquetas: Historias, Momentos de Apocalipsis, Terror