Intentando descansar de los horrores, los presenciados y los que alguna vez presenciaría. Decidí recostarme en mi cama, no podía dormir… Aun podía oír el zumbido de la radio en mi cabeza. Luego el cielo rugió, me asome por la ventana y los vi caer, aves de hierro encendidas en fuegos fatuos. Caían como moscas.
Ya a ningún hombre le es permitido surcar los cielos.
Etiquetas: Historias, Momentos de Apocalipsis, Terror
Me hice el tiempo y me puse al día con tu blog. Supongo, como ha de esperarse, comentare los 3 aqui con breves reseñas.
Uniendo los relatos del apocalipsis, estan re buenos, curiosamente al parecer el tema ronda en nuestras mentes, hoy tambien relate algo parecido, mas extenso pero tambien menos lirico... Quizas somos victima de la paranoia mundial, aunque debo admitir que aquel topico siempre a capturado nuestra imaginación. Sean momentos de crisis interiores o solo desatos de la mente... Pero el hombre siempre intentara surcar los cielos aunque nos quiten las alas. Buenos relatos, pero creo que podrian mejorar.
El cuenco de Madera, me gusto pero lo encontre muy obvio. Una fabula quizas, un cuento sencillo. Tienes su merito por eso.
Saludos hermano Oso.