
Salí del metro y me adentre en la avenida, caminando livianamente, sin preocupación alguna. El tiempo estaba de mi lado y también mis piernas que me hacían deslizar sobre el tosco cemento que tantas veces había caminado. La noche estaba presente, las luces de neon también, casi en una danza hipnótica que me hacia sacar la mirada de mi tranquilo deslizar. Doble a la izquierda casi automáticamente, sentí el pasto bajo mis pies y el barro que se escurría entre las estrías de mis zapatos. Cruce la calle y levante la mirada… Ahí estaba yo, caminando hacia mi mismo, con la misma antigua y sucia chaqueta militar que había tenido por años, me vi a mi mismo cubrirme con la verde bufanda que me recordaba a mas personas que pasos que e dado en mi vida… me vi a mi mismo bajar la cabeza para no reconocerme, pase rápido y con paso vacilante, carraspee para intentar disimular que me miraba por el rabillo del ojo. Me detuve y me quede estático por unos momentos, di media vuelta y ya no estaba… había desaparecido. Sabia que era yo, se que yo reaccionaria así. Sin duda se que en unos años mas me veré en un incomodo intento de evitar que me descubra a mi mismo, sin éxito, para evitar saber que algún día volveré para observar y recoger las cenizas del pasado.
Etiquetas: Apartados, Historias
Saludos Hermano.
Han pasado varias lunas desde mi ultima incursion en tu blog, pero aqui estoy. Me gusto tu relato, bastante centrado y puntual tambien por cierto muy personal. Quizas todos algun dia hemos pasado por el frente nuestro sin reconocernos y el dia en que nos reconoscamos sera neseceario enfrentarnos. El silencio de dos desconocidos al pasar es puede ser mucho mas decidor que cualquier otra cosa.
Mis respetos y mis mas coordiales saludos.
Don Mr Caco.